9 oct 2017

Plotober 6 - ¿Quieres ser inmortal? Hagamos un trato.

- Recuerda muchacho... solo pronuncia mi nombre tres veces delante del espejo...
Y la imagen del demonio se desvaneció del espejo.
Solo quedó el reflejo del muchacho mirando al espejo, con la mirada perdida y envuelta en lágrimas.
Bajó al piso de abajo para comer algo, para intentar distraerse, allí estaban su hermana y su madre, la cual sonrió al verlo, y eso solo empeoraba las cosas.
- ¿Qué tal va el día cariño? ¿Has comido, o te preparo algo? - Preguntaba con su tono dulce.
- N... no... voy a comer algo ligero no tengo tanta hambre...
- ¿Te encuentras bien? ¿Tienes fiebre o algo?
- No, no te preocupes... - Cogió una manzana y subió rápido a su habitación.
Cerró la puerta a cal y canto, respirando entrecortadamente. Miró la manzana y su mente se llenó de recuerdos y pensamientos varios, una lucha consigo mismo, la voz del demonio del espejo en su mente susurrandole, su maddre y su hermana, que se encontraban abajo felices...
Se acercó al espejo de su cuarto acariciándolo, como si quisiera consolarse a si mismo, pero no lo consiguió... Y lentamente, pronunció el nombre del demonio tres veces.
- ¿Llamabas joven muchacho? - La voz del demonio empezó a escucharse mientras se formaba su imagen en el espejo.
- Es cierto... lo de la... inmortalidad...
- Así es correcto, cien por cien garantizado, sin devoluciones.
- Pero...
- Lo entiendes perfectamente, ¿verdad? El alma de tu madre y tu hermana me pertenecerán.
- Y... ¿Y qué harás con ellas?
- Eso, jovencito, no te incumbe a ti... no me hagas perd...
- Acepto.
- ¿Cómo?
- Acepto, quiero ser inmortal...
Lo últímo que supo de ese demonio y de su familia fueron las risas agonizantes de su madre y su hermana antes de partir a la otra vida y la risa malévola de ese ser.
Y pasarían varios años hasta que el muchacho se suicidara por los pecados que cometió.
O lo intentara, al menos.

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